Una estrella que no se la cree
martes, 27 de noviembre de 2012
27 NOV
07:03
AM ET
Debe ser difícil imaginar un año mejor que el que tuvo Rory McIlroy en el 2012.
Getty ImagesMcIlroy tuvo un año de ensueño en el 2012
Me lo imagino a comienzos de año, charlando con su novia Caroline Wozniacki y escribiendo los objetivos de la temporada. Se me ocurre que debe haber sido más o menos así: estaría bueno ganar mi segundo Major, poder terminar el año como N° 1 del mundo, ganar la Ryder en los Estados Unidos, ganar la lista de dinero en el PGA Tour, la Race To Dubai y la FedExCup.
En definitiva, debe haber pensado McIlroy, Luke Donald hizo todo esto el año pasado y solo le faltó ganar la FedEx. La rubia danesa lo debe haber mirado sorprendida, pero habrá pensado que quizás era posible.
El joven maravilla hizo algunas de esas cosas con llamativa facilidad y, lo que es más importante para él, resistió el ataque de un Tiger Woods que a mitad de año daba señas de querer volver a ser el rey. McIlroy aguantó en el Honda Classic cuando Tiger anotó 62 en la ronda final, pero el norirlandés cerró el torneo con gran categoría. Los tres primeros Majors no fueron buenos, pero bastó que su putter volviera a funcionar en Kiawah para que todos fuéramos testigos de un triunfo histórico, con la misma diferencia de golpes con los que había ganado el US Open un año atrás. Allí apareció lo mejor de McIlroy, quien se quedó con dos de los cuatro torneos de los playoffs, tuvo un papel importante en la Ryder y cerró la temporada con un triunfo en Dubai.
Ahora sólo nos queda saber cuál será el techo de este chico, y los próximos años serán tan fascinantes como aquellos de fines del siglo pasado, cuando todos esperábamos el siguiente Major para ver qué haría Tiger.
No quiero decir con esto que el norirlandés es mejor que Woods, porque para poder decir eso deberemos esperar hasta que ambos terminen sus carreras, pero el joven de 23 años tiene todo para transformarse en uno de los grandes de la historia. Su volumen de juego es infinito y su personalidad es tan agradable para el público, que no existe nadie que no haga fuerza por él. En este último aspecto me hace acordar a Nick Price y el contraste que el jugador de Zimbabue marcaba con Faldo y Norman, sus dos grandes rivales de aquellos días. Price era todo sonrisa, amable con el público, respetuoso con sus rivales y siempre estaba dispuesto a responder a todas las preguntas. Ese contraste que marcaba Price es el mismo que marca McIlroy con Tiger.
La otra gran diferencia que nos muestra McIlroy es que parece ser un chico común y corriente. Sus padres son una familia muy normal de Irlanda del Norte y para Rory el golf es importante, pero no es lo único que tiene en su vida. Es capaz de terminar un torneo y tomarse un avión por dos días para ir a ver jugar al tenis a su novia, para volver a tomar el avión y presentarse en el siguiente torneo. No tiene un séquito a su alrededor que lo mantiene aislado del mundo y mantiene la frescura que otros a su edad ya habían perdido. En definitiva, una súper estrella que no se la cree.
Termina el año y seguramente McIlroy se tomará un descanso para evaluar lo hecho, planear el futuro y volver a conversar con Caroline, quien no tuvo una gran temporada.
El 2013 lo espera, y todo parece ser promisorio para el joven maravilla.
fuente.http://espndeportes.espn.go.com/blogs/index?entryID=1668173&name=francisco_aleman&cc=5800
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